Bruselas examina las exigencias de EE. UU. para un acuerdo antes del 9 de julio

La Comisión Europea ya examina la última oferta de EE. UU. para alcanzar un acuerdo antes del 9 de julio, cuando finaliza la tregua arancelaria, y ha expresado su voluntad de negociar un pacto con Washington, aunque reconoce que todos los escenarios están sobre la mesa.

En rueda de prensa tras la cumbre europea en Bruselas, la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha confirmado que Bruselas ha recibido este jueves el último documento de EE. UU. para negociar un acuerdo sobre el choque arancelario antes de la fecha límite.

«Nuestro mensaje hoy es claro. Estamos dispuestos a llegar a un acuerdo. Al mismo tiempo, nos estamos preparando para la posibilidad de que no se alcance un acuerdo satisfactorio», ha argumentado la presidente comunitaria.

En ese caso, Bruselas defenderá el interés europeo según sea necesario, ha incidido. «En resumen, todas las opciones siguen sobre la mesa», ha señalado Von der Leyen.

Tras la cumbre, tanto Francia como Alemania se han mostrado pragmáticos para cerrar un acuerdo rápido que de certidumbre a Europa. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha defendido que está en el «interés propio» de la UE lograr una «clausura rápida» de un acuerdo con Washington, puesto que mientras no se cierre un pacto se aplicarán «aranceles exorbitantes» a los sectores europeos del acero, el aluminio o el automóvil.

«No es bueno para nosotros», ha incidido el mandatario francés, que apuesta por un acuerdo «pragmático» de «cero aranceles». «En ningún caso cambiaremos nuestra posición», ha remachado Macron.

«Prefiero un acuerdo rápido y sencillo a uno lento y muy complicado», ha afirmado, por su parte, el canciller alemán, Friedrich Merz, quien ha apremiado a la Comisión Europa a cerrar un acuerdo pronto y «no complicarlo demasiado», ya que quedan «menos de dos semanas» para que expire la tregua arancelaria pactada por Washington y Bruselas.

La competencia entre ciudades como motor de la libertad

Oriana Aranguren estudia Ciencias Fiscales, mención Aduanas y Comercio Exterior, y es cofundadora del capítulo Ladies of liberty Alliance (LOLA) Caracas, desde donde se promueve el liderazgo femenino en el movimiento libertario. También, es coordinadora local de EsLibertad Venezuela.

«(…) En un sistema descentralizado, las minorías ideológicas o de estilo de vida pueden encontrar refugio en jurisdicciones que se adapten a sus valores, yendo hacia ellas si así lo consideran mejor.«

Oriana Aranguren

La filosofía política se centra, en última instancia, en el modo en que se debe organizar la sociedad y, desde tiempos modernos, la tensión entre el individuo y el poder del Estado, donde la libertad ha sido, en esencia, la búsqueda de límites a la coacción arbitraria del poder. En este sentido, en nuestro tiempo este debate encuentra un nuevo paradigma que merece consideración en el debate público, a saber: la competencia entre jurisdicciones locales, que, básicamente, son confederaciones —aún más radical y local que las federaciones—. Y ésta merece considerarse precisamente por alejarse de la narrativa de la soberanía nacional y mostrarse como un escenario que expande la libertad individual, en la medida en que la idea ciudades y municipios que compiten entre sí por atraer residentes y capital mediante la reducción de impuestos, la desregulación y la provisión eficiente de servicios, actúan como un bastión contra la uniformidad impuesta por los gobiernos centralizados.

Lo cierto es que el régimen de confederaciones podría ser un mecanismo observable y robusto para fomentar el bienestar y la autodeterminación de las localidades, y es precisamente sobre ello que pretendo hablar en este texto, argumentando que el confederalismo, delineado por la competencia jurisdiccional, manifestaría políticas fiscales más atractivas, una desregulación inteligente y, de ameritarlo el caso, una provisión eficiente de los servicios públicos, fungiendo como mecanismo para disciplinar al Estado, llevándolo a la mínima expresión —o servir de camino para eliminarlo por completo, si gusta a los libertarios más radicales—, y fomentar la innovación, maximizando la libertad y, con ello, empoderando al ciudadano. Vamos a ello.

Breve paso por los fundamentos teóricos: el voto con los pies y la disciplina del mercado político

Para empezar, he de señalar que el andamiaje intelectual que sostiene este argumento fue articulado de manera seminal por el economista Charles Tiebout en su ensayo de 1956, “Una teoría pura de los gastos locales”, en la que el autor propone un modelo revolucionario en el que el ciudadano no es un mero sujeto pasivo de las decisiones gubernamentales, sino un “consumidor-votante”, es decir, alguien con “consume” en una localidad y puede incidir con sus elecciones en ella a través del “voto”. Partiendo de ello, sostiene que en un sistema con múltiples jurisdicciones locales, cada una ofreciendo una especie de “paquete” distinto de bienes públicos —seguridad, educación, parques— a un “precio” determinado —que serían los impuestos locales—, los individuos pueden “votar con los pies”, es decir, revelan sus preferencias y maximizan su utilidad eligiendo la comunidad que mejor se alinea con sus deseos.

En su momento, Tiebout observó una diferencia fundamental entre los bienes privados y los bienes públicos, encontrando que en el mercado los individuos revelan sus preferencias directamente a través de sus compras, por lo que, si prefieren un producto sobre otro, lo compran, enviando una señal clara a los productores —a través del sistema de precios, como indica la Escuela Austriaca de Economía—; sin embargo, con los bienes públicos proporcionados por un gobierno central —seguridad, justicia, política monetaria, salud, educación, entre otros— la revelación de preferencias es casi imposible, porque el ciudadano se ve obligado a aceptar el “paquete” completo de políticas, le guste o no.

Por otro lado, hemos de considerar a la escuela de la Elección Pública (Public Choice), que es una corriente que aplica el análisis económico a la política, desmitificando la noción del “interés público” y tratando a los políticos y burócratas como lo que son: actores racionales que, al igual que los individuos en el mercado, buscan maximizar sus propios intereses —poder, presupuesto, prestigio—, lo cual se integra perfectamente con el concepto de Tiebout y nos lleva a la conclusión de que, en un sistema centralizado y monolítico, estos actores enfrentan pocos incentivos para ser eficientes o responder a las necesidades ciudadanas, dado que el coste de la “salida” —emigrar del país— es extremadamente alto, si acaso no imposible, y la “voz” —el voto— es a menudo demasiado difusa para generar cambios significativos.

De lo abstracto a lo concreto: la lógica del mercado en la política

Con esto en mente, e integrando las ideas, podemos comprender por qué, entonces, el régimen de confederaciones es mejor para sus ciudadanos: porque se adapta más fácil a sus necesidades y está mediado por la competencia, el mercado. Así, si una ciudad impone una carga fiscal excesiva para los servicios que ofrece, o si sus regulaciones ahogan la iniciativa personal, sus residentes más móviles —y con ellos, su base impositiva— simplemente se mudarán a una jurisdicción vecina más atractiva, lo cual, siguiendo la lógica de “mercado” —mercado político institucional—, crearía un contrapeso o unos incentivos que llevarían a las jurisdicciones locales a mantener sus servicios y sus precios atractivos para los ciudadanos, incentivando, a su vez, la empresarialidad de cada uno.

Así, la lógica del mercado se traslada al modo en cómo se organizan las jurisdicciones locales y que cada persona, en libertad, decide entre las opciones que tiene —más opciones—, siendo en sí mismo un acto de elección transforma la relación entre el ciudadano y el gobierno, porque éste deja de ser un monopolista ineludible para convertirse en un proveedor de servicios en un mercado competitivo —es aquí donde se introduce una disciplina de mercado en la esfera política porque transforma la relación entre el ciudadano y el gobierno local en algo más parecido a la relación entre un cliente y una empresa, siendo el gobierno local el que debe ganarse a sus ciudadanos cada día, y no al contrario, y mucho menos esperando la cantidad de tiempo que pretenden imponérseles en estos Estados modernos “democráticos”, donde se pretende alcanzar un cambio solo en época de elecciones—.

En este marco, si una administración municipal se vuelve ineficiente, corrupta o impone una carga fiscal desproporcionada en relación con los servicios que ofrece, arriesga un éxodo de sus “clientes” más valiosos: los contribuyentes y las empresas. Y todo ello es gracias a que las localidades se verían en la obligación de competir entre sí en el campo fiscal —alto o bajos impuestos, qué tipo de impuestos, por qué y para qué—, regulatorio —si son onerosas, si hay mucha burocracia, si son arbitrarias, entre otras cosas a considerar, y en la eficiencia para la provisión de servicios —en los que incluso se puede demandar que sean suministradas por empresas privadas, o que el sector público compita con el privado en un plano de “igualdad”—.

Para ilustrar el punto: imagine una persona que valora enormemente los parques y las bibliotecas, pero le importa menos el pago de impuestos, pues, él podría mudarse a una ciudad que tribute más a cambio de los excelentes servicios que le gustan; o piense en un joven emprendedor que prioriza mantener la mayor parte posible de sus ingresos para reinvertir en su negocio, éste podría elegir un municipio con impuestos mínimos, aceptando a cambio un nivel más básico de servicios públicos.

Si bien, para apreciar plenamente los beneficios de la competencia local, es útil contrastarla con el modelo de gobierno centralizado.

En contraposición al poder concentrado

Un Estado central, por su propia naturaleza, es monopólico, concentra todo el poder e impone una uniformidad a todo el territorio: mismas leyes, mismos impuestos, mismas regulaciones —o con más o menores cambios para ciertas localidades, pero para nada adaptativo, dinámico, a la rapidez en que sí lo haría el régimen de confederaciones— para poblaciones muy diversas, como si se intentara poner una misma talla de zapato a toda la población. Este hecho, ignora una de las ideas más profundas del pensamiento económico popularizada por Friedrich Hayek: el problema del conocimiento, es decir, el hecho de que ningún planificador central puede poseer en todo momento, en todo lugar, a cada instante, el conocimiento disperso y tácito sobre las necesidades, preferencias y condiciones específicas de cada comunidad local.

Asimismo, dicha uniformidad impuesta ahoga la experimentación, el aprendizaje por ensayo y error, y mata la capacidad de adaptación de la sociedad entera, puesto que, por ejemplo, si una nueva política resulta ser un fracaso, sus consecuencias negativas se extienden por toda la nación. En contraste, si contamos con un régimen de gobierno descentralizado, que funciona como una especie de red de “laboratorios de políticas” —por decirlo de alguna manera—, el mal solo se extendería a la localidad, y los mismos tendrían mecanismos para solucionarlo de forma rápida y efectiva. Así, aquellos experimentos exitosos pueden ser emulados por otras ciudades, mientras que los fracasos quedan contenidos localmente y sirven de lección para los demás —lo cual constituye un proceso evolutivo de ensayo y error que es fundamental para el progreso social y es, de hecho, lo que dio paso a la civilización y al progreso a lo largo de la historia del ser humano—. Todo ello es y sería imposible bajo un régimen centralizado

Se soluciona el problema de volumen de la Democracia

En adición, la consecuencia más profunda de este modelo competitivo es la expansión del ámbito de la libertad individual a través de la multiplicación de las opciones de vida, que se contrapone a la lógica de la sociedad uniforme, impuesta por un gobierno centralizado, que es inherentemente liberticida en cuanto asume que una única solución es adecuada para millones de personas con valores, preferencias y aspiraciones diversas.

En primer lugar, la confederación protege contra la “tiranía de la mayoría”: en una democracia nacional, una mayoría del 50% más 1 puede imponer sus preferencias culturales, morales y económicas a todo el país. En un sistema descentralizado, las minorías ideológicas o de estilo de vida pueden encontrar refugio en jurisdicciones que se adapten a sus valores, yendo hacia ellas si así lo consideran mejor; pero en un sistema centralizado, se disminuyen esas opciones y, si cabe la observación, costaría más a las personas alinearse con aquellas que considere mejor. En definitiva, un sistema de comunidades que compiten entre sí hace que se pueda apreciar un mosaico de comunidades, en donde, por lógica, cada una sentiría más sentido de pertenencia por lo suyo, llevando, incluso, a proteger mejor su entorno.

Además, las comunidades, al ser más pequeñas y estar próximas a sus problemas, podrían elegir mejor a sus lideres para solucionarlos, organizarse y afrontarlo juntos, autodeterminándose como localidad, y sin esperar que alguien sentado en el palacio de gobierno, a quienes probablemente ni conocen, ni conocerán en persona, decida por su futuro. En este sentido, las políticas públicas serían más manejables, responderían a casos concretos, según la necesidad local, por lo cual nos encontraríamos con algo paradójico: no habría nada más democrático que el régimen de confederaciones.

Respondiendo a posibles objeciones que rozan lo absurdo

Ahora bien, en este punto alguno podría decir que el modelo no está exento de críticas, aludiendo a, por ejemplo, la idea de que la competencia fiscal obligaría a las ciudades a recortar drásticamente el gasto social, las protecciones medioambientales y los servicios esenciales para atraer capital, perjudicando a los más vulnerables. Sin embargo, aun suponiendo que tal riesgo exista, se estaría subestimando la complejidad de las preferencias de los ciudadanos y del mismo proceso social para dar solución a ello, en la medida en que se ignoraría que las empresas de alto valor y los trabajadores cualificados no se sienten atraídos por páramos contaminados con servicios públicos inexistentes, altas tasas de criminalidad y baja calidad en el talento humano; al contrario, buscan calidad de vida, seguridad, un buen ambiente, ocio y buenos talentos —la competencia, por tanto, no es simplemente por ser el más barato, sino por ofrecer el paquete de valor más atractivo—. Además, parecen olvidar que cuando hay lazos fuertes en la comunidad, la misma tiende a ser generosa para con sus miembros, por lo cual, aun si se elimina por completo los planes sociales, queda en entredicho que sean cosas que solo pueda suministrar el sector público.

Una segunda crítica que se podría recibir es que existe el potencial de agravar la desigualdad y la segregación, argumentando que los ricos se concentrarán en enclaves exclusivos con servicios de primera calidad y bajos impuestos, mientras que los pobres quedarán atrapados en municipios con una base fiscal erosionada e incapaces de proveer servicios básicos. No obstante, nuevamente, se ignora la complejidad del proceso social. En principio, ¿La solución debería pasar por eliminar la competencia? ¿Acaso no tenemos muchos de esos problemas bajo el régimen actual, pero vistos en muchos más campos? Quien haga esa critica debería criticar el mismo sistema centralizado que pretende defender. Si bien, reparando un poco en la posible objeción, se podría establecer un marco adecuado para que ciertas funciones locales, como una red de seguridad social básica o la garantía de ciertos derechos fundamentales, que pueden seguir enmarcadas por la competencia y no necesitarían de un nivel superior de gobierno —estatal o federal— para llevarlas a cabo.

El objetivo de la confederación no es la atomización total, sino un sistema robusto donde cada nivel de gobierno se especializa en lo que hace mejor, retroalimentándose y compitiendo entre sí. A la larga, todos esos problemas tenderían a desaparecer, o a tratarse de una mejor forma, tal y como la misma historia humana ha mostrado en cómo el proceso de mercado da solución, más temprano que tarde, e dichos problemas. De hecho, para los menos radicales —que no es mi caso—, se podría considerar que la competencia local coexista con mecanismos de redistribución fiscal a un nivel superior que pretendan garantizar un suelo mínimo de servicios para todas las comunidades, sin anular los incentivos para la buena gestión local —aunque, dejando que me gane mi radicalización, eso mismo podría coexistir con mecanismos de aportes voluntarios a nivel nacional en el que el sector privado se encargue de administrarlo para ayudar a la mayor cantidad de personas posibles; podría, incluso, haber competencia entre esas administraciones privadas. Todo ello solo necesitaría de un marco legal respetuoso con la libertad, de sentido común, para regular sus actividades, buscando siempre que todas las partes salgan beneficiadas.—.

Conclusiones: la libertad y el régimen de confederaciones

Si bien es cierto que la competencia entre ciudades podría no ser la panacea para la libertad que algunos persiguen —¿Qué lo es?—, también es cierto, sin duda alguna, que sí es un mecanismo extraordinariamente eficaz y a menudo subestimado para promover la libertad individual y el bienestar de la colectividad, pues transforma al ciudadano de un súbdito pasivo en un consumidor-votante con la capacidad real de elegir el entorno político y social que mejor le convenga, en asociación con su comunidad, por lo cual se invierte la dinámica de poder tradicional. Asimismo, el gobierno se ve forzado a servir al individuo, y no al revés, porque la presión de la competencia fiscal limita el afán recaudatorio del Estado, la competencia regulatoria libera la energía creativa del emprendimiento y la competencia en servicios fomenta una administración pública eficiente e innovadora.

En contraste con esa uniformidad asfixiante y la ineficiencia inherente de los gobiernos centrales, en donde prima la corrupción y se tiende a tratar a los ciudadanos como piezas intercambiables en un gran plan nacional, la multiplicidad de jurisdicciones que compitan entre sí ofrece un camino hacia una sociedad más libre, diversa y próspera, permitiendo la coexistan de múltiples visiones sobre la vida, y empoderando a los individuos para que elijan la suya.

De hecho, el fortalecer la autonomía local y fomentar la competencia entre nuestras ciudades se vuelve un imperativo moral para cualquiera que valore la libertad humana, puesto que estamos en una sociedad en donde la intervención estatal parece haber fatigado la democracia y la misma participación ciudadana, y eliminando junto con ello el sentido de pertenencia de los miembros de la sociedad, que esperan que sea el ente regulador quien venga a solucionar sus problemas, en lugar de convertirse en sujetos proactivos comunitarios para hacer lo propio[1]. Por ello, la reinvención del concepto de organización social, partiendo de la lógica de mercado —mercado comunidades—, donde prima la diversidad en cada aspecto de la vida en sociedad, es, en última instancia, una de las manifestaciones más tangibles de la soberanía del individuo en el siglo XXI.


[1] Al respecto, ver: Oriana Aranguren. 2025. La fatiga de la democracia: ¿Estamos perdiendo el interés en la participación cívica por exceso de Estado?. Publicado en ContraPoder News. En: https://contrapodernews.com/la-fatiga-de-la-democracia-estamos-perdiendo-el-interes-en-la-participacion-civica-por-exceso-de-estado/ (Consultado el 26 de junio de 2025).

Los precios del petróleo se disparan tras el ataque de EE. UU. contra Irán

Los precios del petróleo comenzaron a mostrar un aumento después del ataque de EE. UU. a las instalaciones nucleares de Irán en la noche del 21 de junio. 

Los futuros del crudo Brent subían 1.13% a 77.88 por barril, esta mañana, mientras el crudo estadounidense West Texas Intermediate (WTI) se incrementó un 1.10%, a 74.65 dólares.

Ambas marcas subieron más de un 3% a principios de la sesión a 81.40 y 78.40 dólares, respectivamente, tocando máximos de 5 meses antes de ceder algo de terreno.

Cabe recordar que Irán es uno de los mayores productores de petróleo y gas de la región y también controla el estrecho de Ormuz, a través del cual pasa más de una cuarta parte de los volúmenes mundiales de combustible diariamente.

Con esto en mente, y en el escenario del conflicto, anteriormente, Teherán no descartó la posibilidad de bloquear dicho corredor marítimo, por lo cual no se extraña que suba el precio del petróleo.

«La escalada geopolítica actual proporciona el catalizador fundamental para que los precios suban y potencialmente se desplacen en espiral hacia los 100 dólares, y los 120 dólares por barril parecen cada vez más plausibles», opina Sugandha Sachdeva, fundadora de la firma de investigación SS WealthStreet, citada por Reuters.

Goldman Sachs manifestó el pasado domingo que el Brent podría alcanzar brevemente los 110 dólares por barril si los flujos de petróleo a través de la importante vía marítima se redujeran a la mitad durante un mes, y se mantuvieran bajos un 10% durante los siguientes 11 meses. 

Es necesario recordar que el Brent ha subido un 13% desde que comenzó el conflicto el 13 de junio, mientras que el WTI se ha incrementado alrededor de un 10%.

Argentina registra un nuevo récord de la inflación a la baja

La inflación de mayo en Argentina fue del 1.5%, según informó este jueves el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), lo que representa el nivel mensual más bajo desde mayo de 2020 (1,5 %).

El dato implica una fuerte desaceleración respecto de los picos registrados a comienzos de año, y se explica principalmente por la moderación en los precios de alimentos y bebidas (0.5%), y la estabilidad del tipo de cambio oficial, fundamentadas en las políticas de estabilización llevadas a cabo por el gobierno de Javier Milei.

No obstante, a pesar de este descenso, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) acumula una suba del 13.3% en lo que va de 2025 y del 43.5% en la comparación interanual, que responden principalmente al desastre monetario causado por los gobiernos anteriores y que pretende solucionar el gobierno de Milei.

OVF informa que la tasa de inflación anualizada alcanzó el 229% en mayo

Caracas. – Un aumento alarmante de la tasa de inflación anualizada durante el mes de mayo en Venezuela, la cual llegó a un 229%, denunció este lunes la ONG Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF).

El reporte de OVF indica que en mayo de 2025 la tasa de inflación mensual en Venezuela experimentó un fuerte aumento al alcanzar 26%, un salto considerable frente al 18,4% registrado en abril.

También, señala que esta aceleración coincide con el incremento del precio del dólar, que subió 25% durante el mismo período.

La ONG indicó que los rubros donde se observaron los mayores aumentos fueron alimentos con 31%, vestido y calzado 34,3%, salud 34,9% y educación 35%, tal como lo plasmó en una nota publicada en su portal web. Por su parte, la tasa de inflación acumulada fue de 105,5%, mayor que el 63,1% de abril.

Por ello, alertó que, en términos anualizados, el alza de precios tuvo un salto significativo en 229%, marcando una diferencia significativa respecto al 172% registrado en abril.

OVF explicó en su análisis que este aumento está estrechamente vinculado con la monetización del déficit fiscal, especialmente el financiamiento del Banco Central de Venezuela (BCV) a PDVSA, que creció en 300%.

Este financiamiento a través de emisión monetaria ha impulsado el alza del tipo de cambio tanto en el mercado oficial como en el paralelo, afectando directamente la inflación.

En este sentido, detalló que en mayo la liquidez monetaria se expandió 154%, mientras el tipo de cambio publicado por el Banco Central de Venezuela aumentó 170%.

Advirtió que la senda de la inflación, y el deslizamiento del tipo de cambio oficial, está comprometiendo «todavía más la competitividad de la ya deteriorada economía venezolana», y en particular está afectando la gestión financiera de PDVSA.

La inflación perfora el 2% en junio y llega al menor registro mensual desde 2020

Javier Milei logra el índice más bajo en años y proyecta un 2025 de estabilidad.

De Derecha Diario

El  mes de junio marcará un hito en la historia reciente de la economía argentina. Según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), elaborado por el Banco Centralla inflación mensual se ubicará en 1,9%, alcanzando así su nivel más bajo desde mayo de 2020. Este dato no solo confirma el sendero descendente iniciado por el gobierno de Javier Milei, sino que proyecta un escenario de estabilidad inflacionaria sostenida.

La estimación para mayo ya marcaba un 2,1%, pero lo verdaderamente disruptivo es la previsión para los próximos meses: los analistas anticipan que la inflación se mantendrá por debajo del 2% hasta, al menos, noviembre. El detalle fino no deja lugar a dudas:  1,8% en junio, 1,7% en agosto, septiembre y octubre, y 1,6% en noviembre.

Tabla de expectativas de inflación mensual en Argentina para el año 2025 con proyecciones de variación porcentual mensual y anual, diferencias respecto al relevamiento anterior y promedios de los principales analistas según el REM del BCRAExpectativas de inflación. | La Derecha Diario

Este escenario no es menor si se tiene en cuenta que el país viene de una inflación acumulada heredada del 117,8% en 2024. Para 2025, las proyecciones consolidan una baja drástica con un  Índice de Precios al Consumidor (IPC) del  28,6% anual. El dato representa una desaceleración sin precedentes en un país acostumbrado a convivir con la inflación crónica.

A la baja de la inflación se suma una reducción paulatina en las tasas de interés. El BCRA  estima que la tasa TAMAR  —referencia para los depósitos a plazo fijo de grandes montos— será de 33,03% en junio,bajará a 32,09% en julio y seguirá descendiendo hasta alcanzar el 28% en noviembre. Esta tendencia acompaña la lógica antiinflacionaria del equipo económico liderado por Luis Caputo y sienta las bases para una reactivación sostenible del crédito.

Gráfico comparativo de proyecciones del tipo de cambio dólar-peso argentino entre los informes de abril y mayo de 2025 según el REM del BCRA, mostrando una tendencia creciente hasta junio de 2026Tipo de cambio comparado. | La Derecha Diario

El tipo de cambio nominal también se mantiene bajo control. Las proyecciones para el dólar mayorista indican un recorrido gradual: $1.167 en junio, $1.182 en julio y recién superará la barrera de los $1.200 en agosto, alcanzando los $1.205. Para diciembre de 2025, se espera que llegue a  $1.300.  Cabe destacar que estas cifras fueron corregidas a la baja respecto al REM de abril, cuando se estimaba una cotización de $1.179 para junio y de $1.322 para fin de año.

En el plano de la actividad económica, las previsiones son alentadoras. Si bien el primer semestre muestra una recuperación moderada, el panorama anual es optimista:  el PBI crecería 5,2% en 2025 según las consultoras privadas, alineándose con el 5% previsto por el Gobierno nacional y muy cerca del 5,5% proyectado por el Fondo Monetario Internacional (FMI).Gráfico de barras que muestra las expectativas de crecimiento trimestral desestacionalizado del PIB para los trimestres de 2025 según diferentes meses de relevamiento, con valores más altos en el primer trimestre y una tendencia a la baja en los siguientes trimestresCrecimiento de PBI. | La Derecha Diario

Para el primer trimestre del año, los expertos estiman una variación positiva del 1,5%  respecto al trimestre anterior, aunque revisaron a la baja su proyección anterior (1,7%). En el segundo trimestre, la expectativa también se moderó: del 0,4% al 0,2%. Sin embargo, para el tercer trimestre se anticipa una aceleración, con una suba del 0,7%, superando incluso la estimación de abril (0,6%).

Un tribunal de apelación restablece los aranceles de Trump que habían sido bloqueados

Un tribunal federal de apelación dictaminó este jueves aplazar de manera temporal el bloqueo de la introducción de los aranceles que el presidente de EE. UU., Donald Trump, anunció en el llamado ‘Día de la Liberación’.

En detalle, la corte «ha suspendido temporalmente [la decisión judicial anterior] hasta nuevo aviso mientras el tribunal examina los documentos de las mociones».

Cabe señalar que esto se produce después de que el Tribunal de Comercio Internacional de EE. UU. fallara que la mayoría de las tasas son ilegales. De acuerdo con aquella decisión judicial, Trump se extralimitó en su autoridad al imponer las barreras aduaneras a las importaciones de países que venden más a EE. UU. de lo que compran.

La decisión del Tribunal de Comercio Internacional de EE. UU. bloqueaba los aranceles del 30% introducidos contra China, los del 25% impuestos contra algunas importaciones de México y Canadá, y los aranceles universales del 10% a la mayoría de los productos que llegan a EE. UU. Al mismo tiempo, no afectaba a los gravámenes del 25% sobre las importaciones de coches, piezas de automóvil, acero o aluminio.

Los mercados mundiales reaccionan al alza tras la tregua comercial temporal entre EE. UU. y China

Los mercados de todo el mundo han reaccionado positivamente a la tregua comercial temporal anunciada por EE. UU. y China este lunes.

Las bolsas asiáticas, estadounidenses y las europeas han reportado ganancias, luego de que se anunciara que Washington recortará los aranceles sobre los productos chinos del 145% al 30%, mientras que Pekín los reducirá del 125% al 10% durante 90 días.

En las primeras operaciones del día, el Stoxx Europe 600 subió un 1,1%. A su vez, el FTSE 100 del Reino Unido presentó un aumento de alrededor del 0,6%, mientras que el DAX alemán se disparó un 1,6% y el CAC 40 de Francia, un 1,3%.

Por otro lado, el índice Hang Seng, el más importante de la bolsa de Hong Kong, se elevó en más de 760 puntos, un 3,3% aproximadamente. El acuerdo también afectó a las principales divisas, con el yuan alcanzando los 7,2 por dólar, el nivel más alto desde noviembre del año pasado.

Mientras tanto, los futuros del Nasdaq 100 subieron un 3,6%, luego de cerrar la semana pasada con una parcial estabilidad tras el anuncio de la posible tregua entre EE. UU. y China. Asimismo, el S&P 500 ha aumentado un 2,8% y el Dow Jones, un 2,3%.

Cabe señalar que estos cambios en la política arancelaria de ambos países también tuvieron sus efectos en el sector de las criptomonedas, con el bitcóin superando los 105.000 dólares.

China y EE. UU. recortan sus aranceles en más del 100% durante 90 días

China y EE. UU. han acordado reducir mutuamente los aranceles sobre los productos de cada uno, según un comunicado emitido este lunes por la Casa Blanca, que expresa que Washington recortará los aranceles sobre los productos chinos del 145% al 30%, mientras que Pekín los reducirá del 125% al 10%.

«Hemos llegado a un acuerdo sobre una pausa de 90 días y hemos rebajado sustancialmente los niveles arancelarios», declaró el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, al anunciar el acuerdo. En este marco, calificó las discusiones con China de «sólidas» y dijo que «ambas partes mostraron un gran respeto».

«Ninguna de las partes quiere un desacoplamiento, queremos comercio. Queremos un comercio más equilibrado. Creo que ambas partes se han comprometido a conseguirlo», señaló. Al mismo tiempo, la parte estadounidense insinuó que algunos de los productos chinos seguirían enfrentándose a fuertes aranceles.

En este sentido, el representante de Comercio de EE. UU., Jamieson Greer, señaló que los aranceles del 20% impuestos anteriormente por el fentanilo siguen vigentes. Si bien, la tasa no incluye los aranceles sectoriales impuestos a escala mundial, por lo que algunos productos chinos seguirían sufriendo un impuesto elevado, añadió.

Tras esto, los mercados mundiales reaccionaron positivamente al acuerdo: los futuros del S&P 500 subieron un 2,8% y los del Nasdaq 100 un 3,3%. Al mismo tiempo, el índice Hang Seng, el más importante de la bolsa de Hong Kong, se elevó hasta el 3,6%.

EE. UU. suspende importación de ganado desde México para proteger la industria de plagas

EE. UU. ha suspendido este domingo la importación de ganado bovino, equino y bisonte a través de su frontera sur, según ha informado la secretaria de Agricultura, Brooke L. Rollins.

Rollins anunció la suspensión inmediata en respuesta a la «rápida y continua propagación» en México hacia el norte del gusano barrenador del ganado, larvas de una mosca que provocan una infestación parasitaria.

«La última vez que esta devastadora plaga invadió EE. UU., nuestra industria ganadera tardó 30 años en recuperarse. Esto no puede volver a ocurrir», argumentó Rollins.

La suspensión de las importaciones de animales vivos procedentes de México o que transiten por ese país se revisará mensualmente y se mantendrá en vigor «hasta que se logre una contención significativa de la plaga», indicó el Departamento de Agricultura estadounidense.